Amílkar, Aníbal, Asdrúbal, Istolacio, Indortas … algunos de ellos conocidos y otros no tanto, y junto a estos personajes un joven Asio y su hermano Giscón… batallas, druidas… Lo ojeé en el VIPS y me gustó el argumento, además el autor es de Valladolid, y su foto en la contraportada, me recordó a un amigo. No es que sean motivos suficientes para comprar un libro, pero sí una buena excusa. (Ana ya no sabe donde poner todos mis libros).
Amílkar pretende hacerse con el control de Spania buscando la plata con la que pagar la campaña contra Roma, pero los pueblos celtas no están dispuestos a someterse…Una novela muy bien ambientada, arévacos, berones, carpetanos, turdetanos, vacceos y vetones que me ha recordado un viejo libre que leí de pequeño sobre Asdrúbal y Aníbal.
Una historia original, muy bien elaborada, donde vas percibiendo los cambios, en algunos casos forzados, en el alma del protagonista: Asio, joven adelantado para su tiempo que lucha contra la tradición y las normas establecidas, aunque personalmente creo que Ignacio Merino se excede en algo y es en aderezar el perfil de Asio con su homosexualidad. Relaciones homosexuales que a todas luces son innecesarias para el transcurrir de la novela, llegando en algunos momentos en hacerse poco creíbles, no me imagino al pueblo celta con esas costumbres. En fin quizás sea que es algo habitual en nuestros días.
El título puede inducir al lector a error, porque sólo al final aparece la figura del druida, y aunque es un buen final creo que podría haber dado más juego, habrían venido bien unas cuantas páginas más.
Pero en resumen, salvo estos pequeños detalles, el libro me ha gustado, y te hace pensar en que a pesar de todas las trabas el hombre siempre se levanta e intenta encontrar su camino, dándole sentido a su vida.
He apuntado un par de frases:
Amílkar pretende hacerse con el control de Spania buscando la plata con la que pagar la campaña contra Roma, pero los pueblos celtas no están dispuestos a someterse…Una novela muy bien ambientada, arévacos, berones, carpetanos, turdetanos, vacceos y vetones que me ha recordado un viejo libre que leí de pequeño sobre Asdrúbal y Aníbal.
Una historia original, muy bien elaborada, donde vas percibiendo los cambios, en algunos casos forzados, en el alma del protagonista: Asio, joven adelantado para su tiempo que lucha contra la tradición y las normas establecidas, aunque personalmente creo que Ignacio Merino se excede en algo y es en aderezar el perfil de Asio con su homosexualidad. Relaciones homosexuales que a todas luces son innecesarias para el transcurrir de la novela, llegando en algunos momentos en hacerse poco creíbles, no me imagino al pueblo celta con esas costumbres. En fin quizás sea que es algo habitual en nuestros días.
El título puede inducir al lector a error, porque sólo al final aparece la figura del druida, y aunque es un buen final creo que podría haber dado más juego, habrían venido bien unas cuantas páginas más.
Pero en resumen, salvo estos pequeños detalles, el libro me ha gustado, y te hace pensar en que a pesar de todas las trabas el hombre siempre se levanta e intenta encontrar su camino, dándole sentido a su vida.
He apuntado un par de frases:
“El tiempo sólo está en nuestras cabezas y es el corazón quien dicta las distancias”.
“Hay tres cosas que una persona es: lo que ella piensa que es, lo que los demás piensan que es y lo que realmente es”
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