lunes, 22 de febrero de 2010

Queríamos matar a Hitler de Philipp Freiherr von Boeselager



Después de algún tiempo sin leer historia, he leído este ensayo escrito por Philipp Boeselager, único superviviente de los conjurados que intentaron matar a Hitler.


En los primeros capítulos nos presenta a su familia, sus orígenes allá por 1917 en Renania, la educación liberal que recibió, su estancia en un colegio de los jesuitas. Junto con su hermano Georg se incorpora a la caballería del ejército alemán.

En los primeros compases de la guerra, estuvieron en el frente francés… momento que aprovecha para contar algunas anécdotas del comportamiento caballeroso de ambos ejércitos, de la utilidad de la caballería en una guerra donde la artillería tendría tanta relevancia.

Desde las experiencias en el frente ruso, las penurias, su encuentro con el SS Bach-Zelewski, donde abiertamente le reconocen el exterminio de judíos y zíngaros, las decisiones de Hitler como estratega aficionado, los fusilamientos masivos por parte de las SS, la falta de apoyo logístico al ejército. Todo esto le lleva a una reflexión personal, y en una conversación con el primer oficial del Estado Mayor Tresckow, este le dice: “El marscal no debe empezar a depender del Führer, le necesitamos en nuestro combate contra Hitler”. Philipp sabe que no está solo y que hay esperanza.

Durante el año 1943, se suceden los intentos por acabar con el Führer, pero no llegan a materializarse; el más conocido el de los explosivos camuflados en unas botellas de coñac. Años más tarde, en el 2004 le preguntarán a Phillip porqué no lo intentaron más veces, la respuesta fue: … “era un período de guerra, nuestro deber como oficiales era asegurar que nuestros hombres sobrevivieran y que volvieran a la patria”.

Philipp será el encargado de llevar los explosivos al general Stieff, que se supone se entregó a Claus von Stauffenberg; este disponía de explosivos provenientes de cuatro fuentes diferentes, la Gestapo sólo detectaría dos de estas fuentes.

El 18 de Julio Phillipp se pondría en camino hacía Berlín con 1.200 jinetes, pero la noticia del fracaso del Claus von Stauffenberg, le hace regresar al frente ruso, a esperar acontecimientos… la purga de Hitler no le alcanzaría, pero todos cayeron: Tresckow (suicido), Oster, Beck, Stauffenberg, Stieff, von Oertzen, von Lehndorff, Schultze-Büttger, von Kluge (suicidio). Como se comenta en el libro para que una conspiración resulte eficaz, debe permanecer dividida en partes… por eso los hermanos von Boeselager y me imagino que otros más no cayeron en la purga.

El libro me ha gustado, ya con “Operación Valkiria” de Jesús Hernández descubrí que en Alemania también existieron personas en contra del régimen nazi, que ayudaron a los judíos, que dieron su vida por sus ideas en contra del régimen. Y no es que Philipp presente al ejército como los salvadores de la patria, como desconocedores del exterminio, es más tiene palabras muy duras… “Había que aceptar lo evidente, el Estado estaba totalmente corrompido por el vicio y el crimen, y el ejército, con su obediencia y silencio, se convertía en cómplice del sistema.”

¿Porqué intentar eliminar a Hitler, cuando los aliados ya han desembarcado en Normandía y el frente ruso se está desmoronando?? en palabras de Tresckow… buscaban demostrar al mundo entero y a la Historia que el movimiento de resistencia alemán tuvo el valor de jugarse el todo por el todo, aun a riesgo de perder su vida.

Tengo pendiente de leer un libro sobre la Iglesia en el régimen nazi : ”Un Obispo contra Hitler” de Stefania Falasca, pero Philipp recuerda los sermones del Obispo de Munster, monseñor Von Galen, contra la eutanasia en el verano del 1941, que obligó al gobierno a parar el programa T4, dedicado a erradicar a los discapacitados.


lunes, 15 de febrero de 2010

Sólo un muerto más de Ramiro pinilla.



Ramiro Pinilla nos enseña , a través de Sancho Bordaberri, a plantear una historia, a elaborar una novela, a encontrar la inspiración en lo cercano, en lo conocido.

Ambientada en Getxo, justo después de la guerra civil, cuando todos parecen olvidar a los muertos para superar el momento, nuestro protagonista Sancho Bordaberri , propietario de una librería se pasea por la playa inmerso en una crisis de ideas, su decimosexta obra ha sido rechazada por el editor… algo se despierta en su cabeza, al recordar un hecho acaecido 10 años antes en esa misma playa: una noche los gemelos Altube fueron golpeados y encadenados a una roca, esperando a que la marea acabase con ellos, pero sólo uno murió… Sancho va dando forma al inicio de una novela... basada en encontrar la verdad sobre aquella noche.

Para poder narrar los acontecimientos en primera persona, Sancho se crea una identidad, Samuel Esparta, investigador privado, y junto con Koldobike, la dependienta de su librería, que teñida de rubio y embotada en una estrecha falda se transforma en la secretaria del detective; irán en busca de la verdad.

Como los investigadores de las novelas negras que presiden su librería, Dashiell Hammett o Raymond Chandler; ira desentrañando los recuerdos, buscando pequeñas pistas, construyendo una historia que sólo escribe en su cabeza. Como toda novela negra tiene a sus “malos”, en este caso y dada la ambientación los malos son los falangistas, que le harán una visita a la librería… pero el malo también tiene espíritu de novelista, cansado de ser un poeta.

Una novela que nos recuerda, que muchas veces las historias están ahí, sólo es cuestión de saberlas contar, que nos es necesario crear un mundo paralelo, como le dice al falangista, es muy difícil pretender escribir sobre la División Azul, si nunca has estado en Rusia.

Libro sencillo de leer, los acontecimientos se suceden de manera natural, sin giros inesperados..algo tramaban los gemelos Altube y Samuel Esparta está para contar la verdad.

Ramiro Pinilla es una autor que me gusta, son historias sencillas, con la única pretensión de contar una historia, de describir un tiempo, de recordar una época… como describe a la gente, el paisaje, la arena de la playa, es algo cercano…


domingo, 7 de febrero de 2010

El nombre del Viento de Patrick Rothfuss


Me lo regaló Ana por mi cumpleaños, lo he ido leyendo intercalándolo con otros libros y por fin me he decidido a terminarlo. Y digo bien, decidido, porque desde el principio no supo engancharme, quizá porque las páginas pasan y la historia no acaba de arrancar. Luego la trama coge ritmo y cuando esperas encontrarte con algo, aparece otra cosa; pero ya llevas leídas muchas páginas y decides terminarlo.

Kvothe es un posadero aparentemente normal, pero que oculta una apasionante vida, un día le descubren y decide contar su vida, pero sólo pone una condición lo hará en tres jornadas. Este libro resulta ser la primera jornada de esta narración.

Kvothe, nuestro protagonista, se encontrará con fuerzas ocultas, con demonios, con los Chandrian… correrá por las calles de una ciudad, pero estos inicios prometedores se van desvaneciendo… el libro se pierde en los años juveniles del protagonista en la universidad…en algunos momentos parece que estás leyendo una copia de Harry Potter, pequeños trucos de magia, compañeros de clase, asignaturas, clases, compañeros malvados, sitios ocultos en los edificios de la universidad, seres fantásticos. Y las absurdas apariciones de su amiga Denna, absurdas porque aparece en los sitios más inverosímiles. Todo esto hace la narración entretenida, pero no original.

En fin que tras más de ochocientas páginas, te quedas igual que al principio, el autor lo deja todo abierto para la segunda entrega… sinceramente da la impresión que esta primera novela está incompleta, que ha sido terminada súbitamente al ver que las páginas crecían demasiado y con la esperanza de poder vender una trilogía.

No seré yo quien compre la segunda entrega de Rothfuss, su Kvothe no ha sabido engancharme…