lunes, 29 de agosto de 2011

La delicadeza de David Foenkinos



El otro día, haciendo tiempo en el VIPS, me entretuve mirando libros. Ninguno atrajo mi atención… no había nada de los temas que me gustan. Entonces se me ocurrió que quizás debería elegir un libro que nunca compraría, algo que no estuviese en mis registros habituales.

Así que busqué entre los libros y encontré este La delicadeza de David Foenkinos: “Nathalie es una mujer afortunada, Felizmente casada con François, pasa los días rodeada de risas y libros. Un día la pena llama a su puerta François muere inesperadamente”

Una historia sencilla, contada con mucha delicadeza, como un susurro, casi en silencio…

Nunca Nathalie hubiera pensado conocer en esas circunstancias a François y menos acabar casada con el. Un domingo por la tarde François muere en un accidente, Nathalie se abandona… su jefe Charles la visita cada dos o tres días. Una noche decide volver al trabajo; han pasado tres meses desde la muerte de François.

En la empresa se encuentra con Charles, con sus subordinados Chloé, Markus… y con las miradas de compasión de sus compañeros. Y ahí comienza el cambio… la historia...

David Foenkinos nos acompaña durente la lectura, como un lector más, sobre nuestro hombro, va haciendonos acotaciones o comentarios, a traves de recetas, frases de libros, letras de canciones, resultados deportivos, apuntes intrascendentales para entender la trama de la novela… o no tan intranscendentales: explicaciones para entender a los personajes, aclaraciones que como lector nos podríamos plantear. Y ahí está el para hacernos la acotación pertinente en cada momento de la lectura.

Es quizás como funciona nuestro cerebro durante la lectura, cualquier detalle de una novela, puede hacer que te acuerdes de cosas que tienes que hacer, de aquello que viste, que te plantees dudas sobre personajes.

Lo que no he acabado de encontrar es el sentido del humor, y eso que en las notas a pie de página David Foenkinos las utiliza para hacer matizaciones o dar una nota de humor, que en muy contadas ocasiones consigue. Me parece más una novela romántica , incluso como dice la crítica un cuento de hadas moderno, con un heroe especial.

He marcado algunas ideas, la primera: ¿Puede alguien proseguir la lectura de un libro interrumpido por la muerte de su marido?

Y es algo que comparto, cuando se murió mi padre estaba leyendo El caballero Hector de Sainte-Hermine de Dumas. Y ahí sigue en la cabecera de mi cama, el marca-paginas en la misma página que el día en que murió mi padre, un 29 de febrero.

Otra idea : “… había sido educado según el principio de que no hay que llamar la atención. Que por dondequiera que uno vaya, tiene que mostrarse discreto .” y es que me he visto reflejado, aunque en nada más me parezco ¡! o sí... tendrá que leer Ana el libro y opinar.

2 comentarios:

Ana dijo...

no has sido educado así, ¡eres así! la vida te ha hecho ser así, no querer destacar... también tienes un sentido del humor particular, como él....

Yago dijo...

Repanpanos !!!.. ya es tarde para hacermelo mirar.