He tenido abandonado el blog, que no la lectura; estoy embarcado en un proyecto de migración que me absorve muchas horas; si además se me ocurre empezar un master el resultado es que el escaso tiempo que tengo lo dedico a la lectura y muy poco a escribir.
Este libro que espero sirva para retomar mis comentarios en el blog, me parecio una novela sencilla, dulce, sin muchas pretenciones. Solo una bonita historia, así que se la regalé a Ana.
Cuando ella terminó me lo eche en la mochila y en dos noches y dos aviones, me la leí.
Relata la historia de un muchacho, hijo de madre soltera, que debe ingeniarselas para llevar algo de comer a casa. En sus incursiones por los jardines y cultivos de los vecinos encuentra a Madeleine, una mujer mayor, que necesita de su ayuda. Tom acabará encargándose del jardín de su vecina, sacando la materia prima de otro jardín.
Tom, sin saberlo, se convertirá en catalizador de pequeñas historias que surgen a su alrededor… sus vecinos, su jugo de tomate, su padre !! .La dulzura e inocencia de Tom, nos hace ver cuan complicado es muchas veces el mundo de los mayores.
Llamativo el momento en que la madre de Tom, decide sentar la cabeza y dar un giro a su vida, hasta que no es consciente de por lo que está pasando su hijo, pero para ello debe experimentarlo no toma la decisión.
Me gusto el rincón donde se retira Tom a meditar y a olvidarse de sus problemas…Se sienta sobre una piedra y mirán el agua del río, escuchan las piedras del lecho entrechocar, tintineando suavemente. El agua hipnotiza, me gusta sentarme en una roca y ver el mar, las olas y no pensar en nada
Una novela agradable, que se lee de un tirón.
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