martes, 3 de julio de 2007

El hijo del Acordeonista de Bernardo Atxaga




Desde Estados Unidos, David, el hijo del Acordeonista de Obaba, deja como legado su historia escrita en euskera y que su amigo Joseba deberá dejar en la biblioteca de su pueblo natal. Una historia entrañable en una hermosa tierra, contando la juventud de David, sus amigos, su colegio, su primer amor, sus amistades,... como va descubriendo el pasado de su familia, de su tío Juan, de Don Pedro... como irá evolucionando su pensamiento político, en una España inmersa en el final de la dictadura...

Pero casi en el último cuarto del libro...estuve a punto de dejarlo. Cuando más cariño tienes al protagonista, te presenta a unos jóvenes involucrados en política, metidos en ETA, aunque no nombra nunca a la banda, justificando acciones armadas...vamos que lo que menos necesito es leer “estupideces” sobre una banda de asesinos e indeseables.

Pero el libro termina con tres confesiones, donde descubres lo que realmente piensan cada uno de los amigos de David y el propio David, su inconfensable intención de abandonar ETA, llegando a identificar el final de los “gudaris” con un ”patético destino de un personaje de carnaval”.

Me hubiese gustado que Bernardo Atxaga se mojase un poco más, que dijese claramente lo que piensa, porque te llevas un sabor agridulce al saber que abandonan la banda, que no comparten sus ideas, pero siguen en contacto con ese mundo radical... al que no le acaba de ir del todo mal. Y Bernardo Atxaga no pierde ocasión de plasmar todas las manidas razones por las que ETA toma las armas...dictadura, Guernica, persecución, Meliton...



Como comenzaba, las tres primeras partes de la novela es una preciosa historia en una hermosa tierra, y sólo por eso merece la pena leerla, pero ya sabes que el final del libro es una revisión política de una situación que aún se vive en el Pais Vasco, con una dictadura de "impuestos revolucionarios" y atentados, que el fin de ETA no está tan cerca como escribe Bernardo Atxaga.



Quiero terminar esta entrada recordando a Miguel Angel Blanco, y todo el movimiento del foro de Ermua... ahora no es políticamente correcto en pleno proceso de “PaZ” (egocentrismo!!) recordar a todas las victimas. Y mencionar la valentía de todos los concejales del PP y algunas personas de bien de los otros partidos (casos puntuales) pero que permite mantener la esperanza, aunque su sacrificio es demasiado grande y poco “comprendido” desde el resto de España. Muchas gracias.

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